La pandemia ha demostrado que las necesidades de las mujeres en emergencias deben ser prioritarias para el Estado. No introducir un enfoque de género en las políticas públicas solo recrudece las desigualdades y los efectos a largo plazo que difícilmente puedan revertirse..

Para hablar de cualquier problemática social, ya sea actual, histórica, sanitaria, educativa o política, es necesario aplicar un análisis con perspectiva de género que se encargue de responder si las políticas públicas de los gobiernos respetan los derechos de las mujeres y responden o intentan hacerlo a estas dos preguntas: ¿Hay impacto diferencial de las medidas que se adoptan sobre las mujeres y sobre los hombres? Y ¿Existe un beneficio en la medida adoptada que disminuya la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres?

Lamentablemente la crisis sanitaria mundial deja ver que a las mujeres se las sigue rezagando más y más del goce y ejercicio de sus derechos humanos.

VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES Y LAS NIÑAS 

– El confinamiento obliga a las mujeres a estar encerradas con sus maltratadores.

– El confinamiento de niñas genera un aumento de la violencia sexual en su contra y mayores complicaciones para mantener los procesos de escolarización.

– Incremento de la violencia contra mujeres y niñas en internet (ciberviolencia).

– Incremento de ataques violentos y acoso al personal sanitario (mayormente integrado por mujeres) en viviendas y en medios de transporte.

– Falta de adecuamiento de los servicios de atención y protección a la violencia contra las mujeres, los cuales no están diseñados para el confinamiento.

DERECHOS ECONOMICOS Y DERECHO A LA SALUD

La emergencia sanitaria puso en foco cuestiones que afectan los derechos humanos de las mujeres, en particular sus derechos económicos y el derecho a la salud. Como ha sido manifestado en varias oportunidades, las mujeres realizan doble carga de trabajo al encargarse no sólo de su empleo remunerado sino también de las tareas del cuidado de los niños y del hogar. Esta carga global de trabajo de las mujeres se ha visto magnificado en situación de confinamiento y con la educación de los hijos de primaria y secundaria llevada a cabo en forma virtual.

La mayor precariedad laboral de las mujeres se explica por los roles de género y las responsabilidades del cuidado asignadas a las mujeres. El cuidado de niños y adultos mayores debería ser colectivo, sin embargo, las normas sociales de género atribuyen este rol a las mujeres lo que las termina perjudicando laboralmente o, en último lugar, en su propia salud.

Se espera que este año los Estados trabajen en prevenir un retroceso en la participación laboral de las mujeres. En este sentido, la situación de precariedad económica de las mujeres debe ser central en las políticas fiscales y económicas. Desde diversos ámbitos internacionales se interpela a los gobiernos de todo el mundo a trabajar en conjunto y en este camino.


Notas:

1 CIDH (2019). Políticas públicas con enfoque de Derechos Humanos. http://www.oas.org/es/cidh/informes/pdfs/ PoliticasPublicasDDHH.pdf

2 Naciones Unidas (2020). Policy Brief: The Impact of COVID-19 on Women https://www.unwomen.org/-/media/headquarters/ attachments/sections/library/publications/2020/policy-brief-the-impact-of-covid-19-on-women-en.pdf?la=en&vs=1406

3 UN (2016) Protecting humanity from future health crises. https://www.un.org/ga/search/view_doc.asp?symbol=A/70/723

4 The World Bank (2012) World Development Report. Gender Equality and Development t INTWDR2012/Resources/7778105-1299699968583/7786210-1315936222006/Complete-Report.pdf

5 ONU Mujeres (2020) Las mujeres y el COVID-19: Cinco acciones que los gobiernos pueden adoptar sin demoras. https:// www. unwomen.org/es/news/stories/2020/3/news-women-and-covid-19-governments-actions-by-ded-bhatia

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